¿Esperas a que tu vagina se abra al placer e invite a ser penetrada o permites que empujen para penetrarte?
Nos han vendido este modelo de sexualidad que empuja, que acelera los ritmos, que no se adapta al mapa de placer femenino. Nos desconectamos de la sabiduría innata de nuestra vagina, y ni siquiera nos cuestionamos que hay otras maneras…

… que la vagina cuando está lo suficientemente excitada se abre, y con sus movimientos internos invita al pene (o al dildo) a entrar.

 

¿Qué sucedería si te dieras este espacio sin presión fuera de ese modelo de penetración?
¿Alguna vez has permitido una penetración que de verdad no deseabas?

Tal vez te hayas acostumbrado a que te la metan antes de tiempo, a darle una orden de “relájate” a tu vagina para que no te molestara tanto esa penetración. Puede que ni siquiera le des importancia a que te moleste un poco al principio de que te la metan, si al cabo de unas cuantas embestidas ya no notas esa molestia.

Cuando llevas tiempo adaptada a ese modelo de penetración que empuja, cuesta creer que hay otras formas. Cuesta detectar cómo tu cuerpo te está hablando para saber si es el momento ideal para ser penetrada o es mejor esperar. Observa si sientes que la piel de la entrada vaginal no cede, está tensa. A veces puedes distraerte con la lubricación, creer que como estás bien lubricada ya estás lista para ser penetrada, y no siempre es así.


Además de estar lubricada (de forma natural sin productos externos) necesitas sentir que tu vagina se abre sola, sin forzar. Necesitas sentir que pide a gritos ser penetrada. Es algo instintivo y primal, no pasa por la razón, es el lenguaje puro de tu cuerpo.


Una señal muy potente de que tu vagina está lista para ser penetrada es cuando sientes un bombeo interno interno en su interior, se activa su pulso vital en forma de contracciones. Sientes que su temperatura aumenta. Y lo más importante:, ya no piensas, tu atención se focaliza enteramente en el interior de tu vagina. Y aquí solo sientes.

Tu vagina no está preparada para ser penetrada cuando el otro ha de empujar para entrar. Cuando te molesta un poco al inicio y te dices que “cuando se dé un poco de sí, ya pasará”.

El tejido de la vagina es muy sensible y delicado.
Además, nuestro cuerpo guarda las memorias de todo lo que vivimos; nuestro cuerpo es nuestra vía hacía el placer más exquisito y místico. Y, también…


Puede ser una de nuestras mayores limitaciones para sentir placer e, incluso, dolor.

Mira este vídeo y descubre qué puedes hacer para poder disfrutar más y mejor de tu sexualidad y evitar que sea él quien empuje:

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Un abrazo.

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